lunes, 23 de mayo de 2011

El Patrimonio humilde

          
         ¿Qué es Patrimonio? Menudo interrogante que ha ocupado a historiadores, sociólogos, etnólogos, arqueólogos, geógrafos, economistas, historiadores del arte, políticos y ciudadanos sin llegar a un consenso amplio. ¿Qué se considera como tal? 

         Evidentemente todas los ciudadanos no tienen ni la misma preocupación, ni la profundidad metodológica para acercarse al Patrimonio. Sin embargo, la palabra "patrimonio", cuando la usamos en otro contexto, nos recuerda el conjunto de bienes que heredamos de la generación pasada que tendrán un uso y disfrute en nuestro presente y en el posible futuro. Hablando así, podríamos pensar en una casa, unos ahorros, una parcelas o algún recuerdo material que nos evocara recuerdos de una vida.

 Exteriores del cortijo de Sevilleja, en Bailén (Jaén)



          La concepción clásica del Patrimonio, deshechada mucho tiempo atrás por un sector de la teoría y de la práctica del Patrimonio pero mantenida en la actualidad en la mente de propietarios, gestores y parte de la clase política; entendía que éste era solo el "hito", lo monumental, lo grandioso, la catedral gótica, el museo enciclopédico, la pirámide,... La legislación española así lo recogía (afortunademente la legislación dio un salto de gigante a nivel estatal como autonómico hace tiempo) en la categoría de "Monumento Histórico-artístico" o "Monumento Nacional". Hoy día, todavía no es raro quien use este término para referirse a iglesias "de piedra" de pueblos pequeños, castillos o casas blasonadas. Un concepto de Patrimonio en el que no se recoge la Historia con mayúsculas, la "Historia toda", sino excepcionales ejemplos de ello que por distintos motivos nos han llegado hoy con ese nivel de calidad estética. Pero sin embargo hay más...

          Hay más... si hacemos un ejercicio de autoexamen, de análisis de nuestra historia como colectivo, como pueblo, como sociedad. Sobre todo hay más si borramos las diferencias sociales y económicas de las muestras que nos llegan del pasado y las incluimos a todas sin más acto de balanza que el que cae por su propio peso. ¿Qué mejor vía de hacer justicia con la Historia que considerar como parte de ella a la línea sucesoria de la casa de Alba, el listado de reyes godos, el avance de los distintos frentes en una guerra, como a las técnicas alfareras, el conocimiento de los agricultores para sacar máximo rendimiento a la tierra o la cultura del agua? 
                                                   
                                                              Fuentes en Roma.
     
           En lo humilde también hay valores de disfrute estético, eso es innegable. ¿Quién no ha disfrutado alguna vez contemplando las alineaciones de olivares que caen suavemente de las campiñas alomadas y van al encuentro de la huerta fresca, verde, poderosa, de la vega de un río? ¿Quién no ha experimentado goce escuchando borbotones de agua cayendo de caños de fuentes, meter los brazos en las pilas o en los abrevaderos, relajarse viendo el agua corretear por cauces y acequias o escuchando su continuo transcurrir? 


                                         Pinos de alto porte junto a olivares próximos a Bailén

         Este Patrimonio "humilde" está muy cerca de nosotros, más de lo que creemos, y sobre todo es muy frágil. Tan difícil de conservar como la osadía de querer petrificarnos nosotros mismos en cualquier instante, y conservarnos sí, pero negándonos la posibilidad de cambiar, de evolucionar, de enriquecer. 

        Eso es lo que ocurre con el Patrimonio "humilde", que por ser tan diverso, tan rico, tan complejo, tan cercano a la multipolaridad coherente del ser humano, nos pasa desapercibido y lo olvidamos. Por ello  sugiero que hagamos una relectura cuando vayamos paseando por nuestras calles, observemos la disposición de las parcelas del campo, los mecanismos de la industria, los "saber haceres" de los colectivos, de las profesiones, el habla, las formas de expresión y de convivencia de la comunidad, y mucho más para que seamos capaces de conocer de verdad, y a disfrutar por tanto, ese Patrimonio Humilde que es tan nuestro y que nos da tantas posibilidades de disfrute en el presente y en el mañana que no lo podemos dejar de lado. No quiero ofrecer definiciones, solo reflexionar.

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