martes, 24 de mayo de 2011

"Este es mi barrio"

         Aprovechando las posibilidades que la televisión digital terrestre ha puesto ha disposición para los diseñadores de programación, el canal segundo de la Sexta ha creado un programa titulado "Este es mi barrio" que ocupa buena parte de las tardes primaverales y se supone del hastío veraniego. Cumpliendo la escasa variedad de este canal, en el que podemos repasar hasta el punto de sacar nota en un examen que nos pidiese las recetas de Eva Arguiñano, los programas grabados se repiten con cierta frecuencia.
         Básicamente cada "programa-capítulo" nos trata de dar una visión de dos barrios emblemáticos de ciudades de la geografía española, ayudados de la población residente, anónimos, ciudadanos normales, comerciantes, restauradores,... en fin, nos muestra el día a día de los barrios más típicos y singulares. Esta idea parece ser una traducción un poco más "formal" y seria del programa de Cuatro Callejeros o Callejeros Viajeros (sobre todo este último) en el que bien se buscaban de encontrar a personajes de lo más variado y llevarnos hasta las mismas entrañas de sus casas hasta terminar ver cómo hacen sus necesidades, qué comen y cuánto tiempo llevan con su marido o su mujer. Son las cosas de la docurrealidad.
        
                                             
        Si en la elección de los barrios de Callejeros primaba la singularidad y el potencial de sus habitantes y visitantes, en Este es mi barrio nos vamos a zonas antiguas de ciudades como Madrid (Chamberí, La Latina, Lavapiés), Barcelona (el manido barrio del Raval), Sevilla, el casco viejo de Logroño, Pamplona/Iruña o el de La Laguna. Además de centros históricos, también se graban en zonas de ensanche como La milla de oro madrileña.  Cada día podemos ver dos barrios, que se van intercalando según paradas. 

       La ruta está guiada por un presentador al que solo escuchamos y que nos va contando aspectos de la situación del barrio en el resto de la ciudad, algo de su historia (muy someramente), monumentos y de alguna leyenda o lema que enganche al consumidor. Luego  haciendo una ruta acompañado de algún vecino de toda la vida o de alguno joven y dinámico (de ambos sexos y perfiles) va parando en establecimientos comerciales antiguos (una cremallería en Pamplona, un café bar en Logroño), bares tradicionales (de pinchos en Euskadi, Navarra y La Rioja, sobre todo), de diseño, algún hotel, hostal con encanto, y otros establecimientos de la restauración. Es de manifiesto que es una buenísima vía de publicidad para la zona y para las paradas antes mencionadas. 

      Para además de esto, para los que nos apasiona y dedicamos al estudio del Patrimonio en todos sus frentes me pregunto si esto es difusión del Patrimonio y de qué calidad es la información que se vierte en el programa. La primera pregunta está contestada de forma afirmativa sin duda alguna. El Patrimonio de los centros históricos son los edificios, los conjuntos monumentales, pero también los espacios abiertos, de reunión, de convivencia, de conflicto, parques, jardines, altozanos,... pero sin olvidar a las personas, a las ocupaciones, a los sectores económicos que permitan que alguien viva en ellos. Los centros históricos no son recintos resguardados de la historia que se hace hoy; son espacios donde se vive hoy con la ayuda del pasado. 


      Sobre la calidad, no podemos pretender que la mayor parte del tiempo se hable de aspectos históricos, formales, estéticos de iglesias, palacios o edificios públicos que tomen asiento allí. Conformémosnos con buenas imágenes, perspectivas distintas, movimientos de cámara y algún comentario relativo a ellos en los que las leyendas y lo simbólico ocupan el primer plano. Se echa de menos alguna información más y sobre todo de la colaboración de gestores de patrimonio que podrían incluir información adaptada al perfil del televidente.

     Por último aconsejo que lo vean y que se piense que el Patrimonio y su difusión no es cosa exclusiva de cartelas, DVD, pins, libros y folletos, en una sociedad multipolar y con más medios de expresión que mensaje.

Una muestra de la carta de programación de La Sexta promocionando el programa:

De Chueca a Getxo en una sola tarde

Dos barrios emblemáticos son los destinos del jueves. El barrio de Chueca es uno de los más populares de Madrid. Su nombre viene del compositor de zarzuela Federico Chueca. Desde la llegada de la comunidad homosexual a finales de los 80, el barrio se ha ido transformando y de la marginalidad ha pasado a ser una de las zonas más modernas y con más tirón de la ciudad. Lugar de encuentro nocturno y con mucha vida durante el día.
De la capital viajamos a Bilabo, al barrio Las Arenas de Getxo. A finales del siglo XIX la burguesía de la ciudad comenzó a instalarse en este barrio para pasar sus veranos y en la actualidad se sigue caracterizando por su alto nivel de vida. Junto a la calle Mayor se aglutinan la mayoría de los comercios. El puente colgante es una de sus señas de identidad. 
http://www.lasexta.com/noticias/ver/nuevas_entregas_el_jueves__en_lasexta_2/4103

lunes, 23 de mayo de 2011

El Patrimonio humilde

          
         ¿Qué es Patrimonio? Menudo interrogante que ha ocupado a historiadores, sociólogos, etnólogos, arqueólogos, geógrafos, economistas, historiadores del arte, políticos y ciudadanos sin llegar a un consenso amplio. ¿Qué se considera como tal? 

         Evidentemente todas los ciudadanos no tienen ni la misma preocupación, ni la profundidad metodológica para acercarse al Patrimonio. Sin embargo, la palabra "patrimonio", cuando la usamos en otro contexto, nos recuerda el conjunto de bienes que heredamos de la generación pasada que tendrán un uso y disfrute en nuestro presente y en el posible futuro. Hablando así, podríamos pensar en una casa, unos ahorros, una parcelas o algún recuerdo material que nos evocara recuerdos de una vida.

 Exteriores del cortijo de Sevilleja, en Bailén (Jaén)



          La concepción clásica del Patrimonio, deshechada mucho tiempo atrás por un sector de la teoría y de la práctica del Patrimonio pero mantenida en la actualidad en la mente de propietarios, gestores y parte de la clase política; entendía que éste era solo el "hito", lo monumental, lo grandioso, la catedral gótica, el museo enciclopédico, la pirámide,... La legislación española así lo recogía (afortunademente la legislación dio un salto de gigante a nivel estatal como autonómico hace tiempo) en la categoría de "Monumento Histórico-artístico" o "Monumento Nacional". Hoy día, todavía no es raro quien use este término para referirse a iglesias "de piedra" de pueblos pequeños, castillos o casas blasonadas. Un concepto de Patrimonio en el que no se recoge la Historia con mayúsculas, la "Historia toda", sino excepcionales ejemplos de ello que por distintos motivos nos han llegado hoy con ese nivel de calidad estética. Pero sin embargo hay más...

          Hay más... si hacemos un ejercicio de autoexamen, de análisis de nuestra historia como colectivo, como pueblo, como sociedad. Sobre todo hay más si borramos las diferencias sociales y económicas de las muestras que nos llegan del pasado y las incluimos a todas sin más acto de balanza que el que cae por su propio peso. ¿Qué mejor vía de hacer justicia con la Historia que considerar como parte de ella a la línea sucesoria de la casa de Alba, el listado de reyes godos, el avance de los distintos frentes en una guerra, como a las técnicas alfareras, el conocimiento de los agricultores para sacar máximo rendimiento a la tierra o la cultura del agua? 
                                                   
                                                              Fuentes en Roma.
     
           En lo humilde también hay valores de disfrute estético, eso es innegable. ¿Quién no ha disfrutado alguna vez contemplando las alineaciones de olivares que caen suavemente de las campiñas alomadas y van al encuentro de la huerta fresca, verde, poderosa, de la vega de un río? ¿Quién no ha experimentado goce escuchando borbotones de agua cayendo de caños de fuentes, meter los brazos en las pilas o en los abrevaderos, relajarse viendo el agua corretear por cauces y acequias o escuchando su continuo transcurrir? 


                                         Pinos de alto porte junto a olivares próximos a Bailén

         Este Patrimonio "humilde" está muy cerca de nosotros, más de lo que creemos, y sobre todo es muy frágil. Tan difícil de conservar como la osadía de querer petrificarnos nosotros mismos en cualquier instante, y conservarnos sí, pero negándonos la posibilidad de cambiar, de evolucionar, de enriquecer. 

        Eso es lo que ocurre con el Patrimonio "humilde", que por ser tan diverso, tan rico, tan complejo, tan cercano a la multipolaridad coherente del ser humano, nos pasa desapercibido y lo olvidamos. Por ello  sugiero que hagamos una relectura cuando vayamos paseando por nuestras calles, observemos la disposición de las parcelas del campo, los mecanismos de la industria, los "saber haceres" de los colectivos, de las profesiones, el habla, las formas de expresión y de convivencia de la comunidad, y mucho más para que seamos capaces de conocer de verdad, y a disfrutar por tanto, ese Patrimonio Humilde que es tan nuestro y que nos da tantas posibilidades de disfrute en el presente y en el mañana que no lo podemos dejar de lado. No quiero ofrecer definiciones, solo reflexionar.